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lunes, 28 de junio de 2010

A vueltas con la iglesia.









El 27 de marzo de 1997 Japón reconoce oficialmente a la etnia Ainu como aborígenes autóctonos de Hokkaido. Pues qué bien. Pues sí, pero es que en este año no pasaron cosas demasiado importantes y así le doy un toque de color (amarillo) al post.
Bueno, sí pasó. Pasó que murió la Princesa Lady Diana Spencer (Lady Di, para los amigos), pero es que de esto nos dieron mucho la brasa la prensa del corazón (y la otra) durante mucho, mucho tiempo.
En cuanto a música, sale al mercado "Magma" de Koshi Inaba. Pues no, no se quien es, pero es que tampoco salio ninguna novedad que nos pueda ocupar demasiado, así que seguimos con el día dedicado a Japón (supongo que será japonesa, o japonés porque no tengo ni idea). De vez en cuando hay que dar cancha a los que nunca salen en las primeras páginas.
Vamos a lo nuestro.
Los recuerdos, se me atropellan en la mente y mis dedos los persiguen para poder plasmarlos en la pantalla. Muchas veces de forma un poco desordenada en lo temporal, pero espero que me perdonéis estas pequeñas licencias, algunas veces hechas a propósito para dar un línea en el tiempo más o menos organizada y otras porque me acuerdo de los acontecimientos a fecha pasada y no quiero dejármelos (iba a decir en el tintero) en la punta de los dedos, pues si bien están un poco desplazados, no desvirtúan por ello lo acontecido y aquí relatado.
Son los gajes de no tener un guión y escribir a vuela . . . dedos y con las palabras pugnando por salir a través del teclado.
Como os decía en el capítulo anterior, Víctor nos sorprendía con sus habilidades artísticas, cada poco tiempo. Sí digo artísticas, porque no eran sólo musicales. La última, fue cuando nos comunicó que tenía que salir en una obra de teatro que organizaban todos los años los chicos de "Porta Oberta" y que tenía que hacer uno de los principales papeles.
Nos quedamos sorprendidos, pues sabíamos que estas obras que representaban en la asociación juvenil, se las tomaban muy en serio y hacían varias representaciones, siempre con el teatro lleno.
La obra en cuestión, este año, era el musical de "Los Miserables" de Victor Hugo y Víctor Sorlí, tenía que hacer de "Jabert", el malo de la película y ya sabéis que los malos suelen ser unos papeles muy agradecidos.
Tras los ensayos, la confección del vestuario que le tuvo que preparar Mª José y los agobios de los últimos días, llegó la fecha señalada para el estreno.
Como es lógico, nos presentamos la familia al completo en el patio de butacas, espectantes, a ver qué nos deparaba la obra, pero sobretodo (por qué no confesarlo) a ver cómo se desenvolvía Víctor, en algo que no había hecho en su vida.
La salida a escena, fue impactante, pero durante el transcurso de la obra, se reflejó la personalidad de Víctor, entregándose totalmente en todo lo que hace y de verdad (y no me nubla los sentidos el ser su padre) con una actuación mucho más que aceptable, por no poner ningún otro calificativo. Víctor en estado puro.
En la vida diaria, las cosas no pintaban tan bien, no le gustaba estudiar y nos tuvimos que imponer para obligarle a acabar el bachillerato, pues él quería ponerse a trabajar. Pero pese a todo y pese a él mismo, lo terminó.
Ferran, era otra historia.
Era un crío feliz y su mayor preocupación, era que no riñéramos tanto a su hermano, al que adoraba. No obstante este año tuvimos que dedicarle un poco más de atención (que nunca reclamaba), pues estaba en la edad de tomar la comunión y los críos, se lo hablaban.En clase los profesores, sin ver todavía que los tiempos iban cambiando y la religión católica no era la única alternativa en la vida de las personas, preguntaban a lo niños, sin ninguna mala intención sino de forma participativa, cuántos tomarían la comunión este año y claro le tuvimos que explicar, que nosotros no creíamos en esas cosas, que él no estaba bautizado y que no tomaría la comunión.
Fue duro, para él y para nosotros.
Ferran siempre ha sido muy racional, pero a un niño de siete años, no le puedes exigir que entienda y racionalice estos asuntos.
Después de muchos razonamientos, de ir a hablar con el director del centro, pues pese a haber una línea con la asignatura de religión católica y otra optativa "laica", el cura para preguntar a los chavales cuántos tomarían la comunión y darles las instrucciones para que los padres fueran a hablar con él, lo hacía en las clases de las asignaturas comunes y no en la de religión, como sería lo lógico y como le dijimos al director del centro que debía ser e hicieron a partir de entonces.
Claro los chavales se comentaban los regalos, la fiesta que les harían, etc. Nosotros le propusimos a Ferran que si lo que le gustaba era la fiesta, podíamos celebrar su cumpleaños en el chalet, cosa que habíamos hecho en familia hasta la fecha, y que podía invitar a todos los amigos de la clase.
Al final lo comprendió, sí lo comprendió pues Ferran es así, y celebramos su cumpleaños con un montón de amigos, que lo pasaron muy bien y quedó institucionalizado para los años siguientes.
Y así es como vamos creciendo y madurando.
Unos por la fuerza de la razón y otros por la razón de la fuerza.

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