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jueves, 3 de junio de 2010

EL SALTO.









En 1991 se produce la primera guerra del golfo, al invadir EEUU Irak, que a su vez había invadido Kuwait. Esto causa la crisis del petróleo y se resiente la economía. Cambiando las fechas, veis que la historia se repite.

En Sudáfrica, el parlamento suprime el apartheid, después de cuarenta años.
En EEUU se presenta el primer navegador para internet.
En casa, todo gira en torno a Ferran.
Se van repitiendo las sensaciones, de cuando Víctor era pequeño y de hecho, como podéis observar por las fotos (Víctor siempre es el de la izquierda, Ferran a la derecha, os recuerdo), es que se parecían un montón. Nosotros además como estábamos tan contentos de como se había criado Víctor, inconscientemente, seguíamos con la misma forma de educar a Ferran, no por repetir la historia y hacer un clon, sino porque creíamos que era la mejor forma de educar.
Eso sí, la diferencia era la experiencia que ya teníamos y la tranquilidad que nos daba la edad, las expereiencias vividas y, por qué no, la estabilidad emocional de pareja y económica.
En mi trabajo, la guerra de Irak, había influido en las ventas de vehículos, aunque seguíamos vendiendo las unidades previstas, pero no como al principio.
Yo por la mañana visitaba a los talleres que colaboraban conmigo y me avisaban de posibles clientes y realizaba los trámites de matriculación; me llegaba al concesionario de Castellón para traer coches para la exposición y por las tardes, estaba en la exposición atendiendo a los clientes que entraban y hacía entrega de los coches nuevos a sus propietarios, con las explicaciones del funcionamiento de todos los mandos del vehículo.
Una de estas tardes en que estaba en la exposición, allá por el mes de junio, vino el gerente de IMOLA que era el concesionario de la marca en Castellón y me propuso ir a trabajar con ellos, como vendedor de zona, con lo que llevaría las ventas de Burriana y además de algunos pueblos de la provincia. Me dijo que así salíamos ganando todos, pues yo vendería más unidades, me darían coche de empresa ( móvil no, porque por aquella época todavía no se había generalizado su uso) y Hilario, se ahorraría el sueldo y la seguridad social, al mismo tiempo que ellos controlaban a los agentes de la zona con mi ayuda.
Comprenderéis que a mí me sonaba estupendamente la oferta. Era al fín y al cabo lo que perseguía cuando cambié de trabajo. Le comenté al gerente que me parecía bien, pero que debería comentárselo a Hilario, para quien trabajaba al fin y al cabo. Lógicamnete ya lo habían hablado los dos y yo lo imaginaba, pero es ese convencionalismo social, que hace que tengamos que darle tantas vueltas a las cosas; yo sé que tú sabes que yo lo sé, pero tengo que decir esto y tu me respondes eso otro. Nunca me ha gustado este juego, soy más directo, pero es lo que hay.
Así fue como dí el salto al concesionario y seguí prosperando, madurando y cogiendo confianza en mí mismo en el mundo del automóvil. Había alcanzado mi primer objetivo.
Pero para nosotros, todo giraba en torno a Ferran.

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