Teníamos un plan.

En el año 1989 se lanza el primero de los 24 satélites, que formarían la red de lo que hoy conocemos como GPS (Global Positioning System) y que resulta tan útil para conocer en todo el mundo el posicionamiento de un objeto.

Ante estos avances de ciencia ficción (cabe recordar que George Orwell escribió su libro 1984 sobre el Gran Hermano, como un futuro lejanísimo), en Irán el Ayatolá Jomeini dicta una "fatwa", contra Salman Rushdi por escribir "Los versos satánicos"; siguen en el año 700.

En China se produce la revuelta de Tiananmen, cuya imagen más conocida es la de un joven estudiante, que plantado delante de una columna de tanques, consigue retenerlos por más de medida hora. Se le concede este año el premio Nobel de la Paz al Dalai Lama.

Se produce uno de los acontecimientos más importantes de la época; la caída del muro de Berlín.

El Nobel de literatura, viaja a España y es para Camilo José Cela.

En las elecciones, el PSOE revalida su 3ª mayoría absoluta con Felipe González.

Y nosotros teníamos un plan.

El chalet, lo damos por concluido con la construcción de la pista de tenis, que nos ha costado un nuevo encontronazo con el departamento de costas de la provincia, resuelto favorablemente tras las inevitables negociaciones, ruegos y disculpas por nuestra parte y con el cerramiento de toda la parcela con una valla de obra, que esta vez costas nos ha permitido, después de nuestra humilde petición al respecto.

Tenemos las cuentas al día y no debemos nada a nadie. Nos lo hemos currado.

Víctor ya crecido y con sus estudios. Nosotros con nuestros trabajos. Yo sigo a la espectativa, por si surge alguna oportunidad de cambiar de empleo, pues la situación en la empresa es agobiante y me afecta mucho a nivel de lo que ahora se llama estrés y entonces se decía que estabas "hasta els collons". . . así que la idea nos seguía rondando por la cabeza y la estabamos analizando, viendo pros y contras. Ya sabéis que no hacemos nada a tontas y a locas.

En el mes de agosto, nos cambiamos nuestro entrañable R-5, que sustituyó a nuestro entrañable Seat 600 y nos compramos un R-19.

Ese mismo mes, leí un cartel en la exposición de FIAT en Burriana, en el que se decía que se necesitaba "comercial", así que al llegar a casa lo comento con Mª José y me planteo el cambiar de la rama administrativa a la comercial. Yo había conocido al gerente del concesionario de FIAT en Castellón y pensaba que podía ser un primer paso trabajar en Burriana para dar luego el salto al concesionario. Mª José lógicamente me apoyó y me dijo que hiciera lo que creyera oportuno.

Un día me pasé por el taller y hablé con el propietario del mismo, Hilario Usó. Me informé del sueldo, que se componía de fijo más comisiones por la venta y le pregunté por las unidades que se solían vender al mes, por hacerme los cálculos. Volví a casa. lo hablamos Mª José y yo y después de pensarlo unos días, me entrevisté con Hilario. . . y le dije que sí. Quedamos en que me incorporaría después de las fiestas locales como así fue: el 11 de septiembre de 1989. Parecía un pequeño paso, pero sería determinante en nuestras vidas, sobre todo en la mía.

Lo más difícil venía ahora y era comunicárselo a mis actuales dueños, con quienes me unía una fuerte relación laboral que duraba diez años y una cierta amistad. Intentaron retenerme; me dijeron que me pusiera el sueldo que quisiera, pero es que no era cuestión de dinero, es que me costaba conciliar el sueño y no les podía solucionar el problema si no tomaban las decisiones que no querían tomar.

Y así fue como el 11 de septiembre, emprendí mi nueva vida.

Y la idea que nos seguía rondando por la cabeza, no tomaba cuerpo todavía, pero lo teníamos completamente decidido: queríamos tener otro hijo. Nos hacía ilusión, volver a ser padres.

Mª José tenía 31 años y yo 34. Para la época, aunque ahora parezca que no pues la mujeres tienen hijos más tarde, empezábamos a ser mayores para ser padres, pero lo teníamos claro.

Nos fuimos de médicos, para ver si la pequeña lesión que tenía Mª José en el corazón podía ser un impedimento, poner en peligro su vida. Tras todas las visitas, análisis, electros, etc. nos dieron el visto bueno, así que . . .