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miércoles, 19 de mayo de 2010

La alegría de vivir.

En este año de 1987 entra en vigor en Argentina la Ley de Punto Final, con la que se trata de que queden impunes los crímenes y desapariciones, ordenados por los dictadores militares del país.
Se detecta el agujero de ozono en la Antártida, producido por la acción humana.
En EEUU se emite el primer capítulo de "Los Simpson" y se estrenan las películas "Arma Letal" y "Wall Street", de esta última se presenta en estos días la segunda parte.
Por su parte en España, ETA hace explosionar una bomba en HIPERCOR en Barcelona con el resultado de 21 muertos. El Ministerio de Sanidad hace obligatoria la prueba del SIDA en las donaciones de sangre. Se declaran amenazadas las Tablas de Daimiel por la sobreexplotación de los acuíferos.
Como veréis tanto en las noticias que se producen en el mundo como en España, si quitáramos la fecha del encabezamiento, podrían ser las que oímos en los telediarios de hoy mismo.
En el "post" anterior, habíamos adquirido el local da la c/ Raval, que centraría una parte de nuestra vida, tanto en el aspecto laboral, como en el de la vivienda, pues como decía, nuestra idea era hacernos una vivienda en la parte trasera y pasar largas temporadas en la casa de la Serratella.
De momento yo estoy subido a una escalera, con una brocha en la mano, cosa bastante habitual en nosotros como sabéis, pintando el falso techo de la nueva tienda, mientras Mª José va pintando las paredes y las zonas más accesibles; equipo, equipo.
Para emprender las obras de nuestra futura vivienda, nos hemos dado un respiro, pues nos tenemos que recuperar económicamente.
Digo económicamnete, pues en cuanto al trabajo no hay descanso posible. Tenemos todavía el piso que no hemos vendido, pero pasamos largos períodos en la playa. Víctor va al Colegio Cervantes y yo lo dejo por la mañana. A mediodía, comemos en casa de mis padres, que nos echan un cable. En verano Mª José se tiene que desplazar en bicicleta a mediodía, pues no se ha sacado el carné de conducir y allá que va y viene. En una de estas, viniendo después de comer hacia la tienda, con el bolso atado detrás, ve a dos jovenzuelos holgazaneando en el murete del mar y no le hacen muy buena espina, pero corazón de buen alma, se dice "mira que soy mal pensada", así que pasa tranquilamente y sí, los chavales, cogen la moto le dan un tirón y le roban el bolso; ella sale esprintando detrás, como si pudiera cogerlos, presa de la desesperación, más porque lo había intuido. Bueno una anécdota más. Tampoco nos amargó más allá del momento de cabreo.
En mi trabajo las cosas no pintan nada bien, cumpliéndose mis peores pronósticos. Yo proponía medidas drásticas, que comprendía eran dificiles de asumir, pero imprescindibles para el sostenimiento de la empresa. Mis noches de insomnio se enlazaban una tras otra. Ya había hecho algún intento de cambiar de trabajo, pues veía que nos abocábamos a graves problemas financieros en la empresa y los dueños, buena gente, trabajadores, les costaba tomar las medidas que les proponía. Estuve a punto en dos o tres ocasiones, de ser contratado por alguna que otra empresa, pero puedo decir que no tuve demasiada suerte.
Presenté un currículum en el Banco Atlántico y ese año se produjo la nacionalización de RUMASA. Luego hice unas pruebas y una entrevista personal en la Cía. de seguros Unión Levantina y cuando parecía que lo tenía bastante claro, la absorbió National Nederlanden, con lo que se paralizó mi contratación. También hice unas oposiciones para Banca Catalana, que iban a abrir oficina en Burriana y llegué hasta el final a la entrevista personal, pero luego entres dos o tres candidatos que quedamos, eligieron al que tenía una mejor y más conocida situación familiar en la ciudad. Bueno era cosa de seguir intentándolo pues no creía que acabase mi vida profesional en mi actual empresa.
Viendo lo que he escrito hasta ahora, os cuestionaréis el título que he puesto, pero realmente estábamos contentos. Al fin y al cabo eso es la vida, luchar, trabajar y de vez en cuando pasarlo bien y a veces, te salen bien las cosas. Pero hay que ser consecuente con tus actos y nosotros lo éramos y lo hacíamos unidos y con alegrías y sobresaltos y buenos ratos y menos buenos.
Un día de verano, de verano de calor, nos llaman por teléfono y nos dicen que son un matrimonio y querrían ver el piso, pues están interesados en comprarlo.
No era la primera vez que lo enseñábamos, pero como no se sabe cuando será la ocasión, allá que se va Mª José con la bici, con un sol de justicia, a enseñar el piso. Yo estaba trabajando y claro como Mª José era la dueña de su empresa, siempre pagaba el pato. Es lo que tiene ser dueño.
Los aspirantes a comprarnos el piso, eran un matrimonio mayor y les gustó, les dimos precio. . . y vendimos el piso. Sí, casi con el plazo para pagar la tienda casi cumplido, logramos vender nuestro piso.
Comprenderéis que nuestra vida era una aventura continua. Vaciar el piso, otro traslado, seguíamos trabajando los dos. Más trabajo añadido, pero conseguimos pagar la nueva tienda en
el plazo previsto. Otro capítulo salvado.
Como os decía y pese a todo, la alegría de vivir.

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