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lunes, 17 de mayo de 2010

GRANDES ESPERANZAS





















En el año 1986 nacen Rafa Nadal y Usain Bolt, dos impresionantes deportistas. Muere por contra el "Profesor" Enrique Tierno Galván, el alcalde de la movida madrileña, que en un acto multitudinario, es enterrado en Madrid.
En el mundo se produce la mayor catástrofe nuclear de la historia, en Ucrania: Chernobyl. En Suecia es asesinado el primer ministro socialista Olof Palme.
Los asesinatos de ETA en España, son noticia cotidiana de aquella época. En el mes de junio el PSOE, revalida su mayoría absoluta en las elecciones.
En el mundo del cine, se producen interesantes estrenos: "Matador" de Almodovar en España y en los oscars, obtiene varios "Hannah y sus hermanas" de Woody Allen y arrasa "Platoon" del controvertido director Oliver Stone.
En la Serratella, Burriana, las obras avanzan a buen ritmo y una vez acabada la construcción, con lo más básico y a falta aún de algunos elementos, como el tema de carpintería y pintura entre otros, las ganas de estrenar nuestra nueva casa, hacen que nos instalemos a vivir, no en las mejores condiciones, pero conscientes de que teníamos que ir poco a poco.
Pasábamos largas temporadas en el chalet y desde luego todos los fines de semana.
Ya con un cierto prestigio de nuestra tienda en Burriana y lanzados como íbamos, tras la compra de nuestra primera propiedad y bautizados en el mundo de la construcción, empezamos a plantearnos el comprar un local propio para la tienda y así no tener que estar pagando un alquiler, que se nos antojaba como tirar el dinero. Así con con toda nuestra osadía, tanteamos a los propietarios del local que ocupábamos y les propusimos la compra del mismo.
El local constaba de una planta baja y una primera planta, donde tenían la vivienda los dueños; así que ya puestos, tampoco había que ir con tonterías y les propusimos comprar la finca entera, con la idea de vender nuestro piso y unificar vivienda y tienda, ya que contábamos en pasar largas temporadas en el chalet, incluso hacerlo nuestra vivienda definitiva. Toma ya, valentía no nos faltaba desde luego, algo de inconsciencia tampoco, pero tampoco creáis que hacíamos las cosas a lo loco. Lo teníamos, bastante controlado. Arriesgado, pero controlado.
A los dueños les mareamos bastante. No esperaban desde luego nada parecido. Nos dijeron que se lo pensarían y parecía que lo tenían bastante decidido y según nos dijeron en el último momento, no se hicieron el ánimo y nos dijeron que no.
Tocaba buscar otra opción y nosotros ya nos habíamos hecho la idea de adquirir un local propio, así que la sociedad, o sea ya sabéis nosotros, nos pusimos a buscar: local comercial, a ser posible céntrico, espacioso y con posibilidad de vivienda aneja. . . y ya sabéis que casi siempre conseguimos lo que nos proponemos. . .
Yo seguía trabajando en T. Blasco, pasaba alguna noche sin dormir por el trabajo, pues no podía desconectar y me llevaba los problemaas a casa y en mis ratos de ocio, ejerciendo de Forrest Gump y corría, corría . . .lo que contribuía a rebajar el estrés. Mejor que los medicamentos.
Al final nuestras pesquisas inmobiliarias, dieron su fruto y encontramos un local que se podía adaptar a lo que necesitábamos. Estaba situado en una calle céntrica, el Raval, era moderno y espacioso. Todo en una planta en la que podíamos instalar la tienda en la parte delantera y tras una pared separadora que había lo podíamos habilitar de vivienda con un salón-comedor-cocina, dos habitaciones y un baño bastante amplio.

Hablamos con los propietarios y les propusimos darles una buena entrada y el resto, pagárselo al año, sin intereses, para darnos tiempo de hacer las reformas para habilitarlo como vivienda y poder vender nuestro piso. La jugada, como comprenderéis tenía su riesgo, pero era cuestión de hacer otro agujerito en el cinturón. . . y aceptaron nuestras condiciones.
Total que tenemos nuestro piso, nuestro chalet y un local comercial y mucho trabajo por delante y grandes esperanzas. . .

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