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lunes, 29 de marzo de 2010

Españoles, Franco ha muerto.

Estas palabras, pronunciadas en directo en TVE por un lloroso Arias Navarro, son la proclamación del fin de cuarenta años de dictadura; era el 20 de noviembre y dos días después, es nombrado Rey D. Juan Carlos de Borbón.
Comienza la transición española.
Aparece el periódico "El País".
Y para comenzar, se estrena en España "El gran dictador" de Chaplin. Claro, no podía ser antes.


En EEUU un chico de 19 años llamado Bill Gates, funda la empresa Microsoft con Paul Allen. Se estrena en Broadway el musical "A chorus Lane" y muere a los 69 años una estrella de los musicales, Josephine Baker. Arthur Ashe, es el primer campeón negro de Wimbledon. En Inglaterra ocupa los primeros puestos de las listas musicales el grupo "Queen" con la canción "Bohemian rhapsody", single de su último álbum "A night at the opera".
En china se descubren los 6.000 soldados de terracota de tamaño natural.
A mí la noticia de la muerte del dictador, me pilla trabajando en una cooperativa de comercialización y exportación de naranjas, GRUSCANA ubicada en el almacén de un comerciante, ya mayor, que les ha alquilado las instalaciones. Este hombre, se llamaba "Calaix", apodo que le venía porque para pagar los jornales, o las compras de naranjas, tenía una mesa de oficina donde estaba sentado, y de un "calaix" sacaba el dinero, para pagar en efectivo. Cómo cambian los tiempos. Antes, cuando un comerciante local fracasaba en sus negocios, se arruinaba, lo que quiere decir que pagaba hasta donde podía y perdía todo su patrimonio. Luego algunos por no pasar vergüenza, se iban del pueblo y alguno había que hasta se quitaba la vida.
Los chorizos de hoy en día, pues cualquiera monta un negocio, se llevan el dinero, dejan a la gente colgada y luego aparecen en las revistas y las televisiones, para sacar más dinero, a costa de quienes siguen estos programas y compran estas revistas. La evolución de la especia.
Como recordaréis, empecé a trabajar en una sucursal de seguros, pero no duré demasiado, pues quien había ido a contratar un administrativo al colegio Salesiano, después no me quiso asegurar, como me había prometido, así que le dije que sin asegurarme, yo no seguía trabajando allí. Por lo menos, saqué experiencia laboral y como además de la aseguradora, era socio de una auto escuela, me pude sacar el carnet de conducir a un buen precio.
De ahí y por medio de un amigo de mi padre, me contrataron en una empresa azulejera de Nules, que se estaba construyendo, con la promesa de integrarme en las oficinas una vez puesta en marcha la misma. Por aquél entonces, se llamaba CEMONSA, pero unas desavenecias entre las dos partes de la sociedad, dieron al traste con la misma y yo había entrado a través de los socios, que se salieron de la empresa, con lo que me quedé otra vez sin trabajo.
Tras estos dos simulacros de empleo, conseguí trabajar en la cooperativa agrícola, donde estuve dos años, hasta incorporarme al servicio militar.
El trabajo, estaba bien. Los meses de verano, tan sólo iba por las mañanas y el buen hombre de "Calaix", ya mayor, me hacía compañía,, me contaba sus batallitas y me hacía comentarle las noticias del periódico que le compraba todos los días, "Las Provincias", con lo que de rebote, me enteraba de todo lo que pasaba en el mundo y adquirí, el interés por la prensa diaria para el resto de mi vida.
En invierno, durante la temporada de la naranja, la cosa cambiaba y era de locos. Yo llevaba todo el tema de la oficina, impresos de embarque de naranjas, tanto por tren como por camión, seguridad social, sueldos, etc.. Entonces se pagaba a la semana y se ponía el dinero en efectivo en sobres, con lo que tenía que calcular el sueldo de cada empleado del almacén e ir al banco a sacar el dinero, con la moneda fraccionada, de forma que pudiera poner el importe exacto en cada sobre. Teníamos en el almacén entre hombres y mujeres sobre unas cien personas. La seguridad social, también se hacía a máquina y se presentaba mensualmente en el sindicato. Claro Bill Gates, acababa de fundar Micosoft y todavía no nos había mandado los ordenadores. Pero era divertido, aunque bastante estresante.
En la entrada anterior, os contaba que tenía novia formal. Vicente y Fina "mis suegros", me invitaron a comer la paella del domingo en su chalet, donde vivían y en el que jugábamos de pequeños, cuando yo estaba con mis primos los "pitis", sin siquiera imaginar que un día, aquella chiquilla delgaducha, a quien nadie hacíamos caso, sería mi novia.
La comida, la recuerdo como un guirigay de críos por todas partes; si pensáis que yo era hijo único, comprenderéis que comer con una familia, que yo recordaba numerosa y que había seguido creciendo con el tiempo transcurrido, no fue fácil. Pero poco a poco, lo fui asimilando. El recibimiento, a parte de la curiosidad de los críos por ser el primer novio oficial, fue un poco ajetreado, pero al poco tiempo era como un hijo y un hermano más de la familia y así sigue siendo y así me sigo considerando pasado el tiempo.
Por aquél entonces, seguíamos en comunidades y la relación a todos los niveles era muy cordial.
Vino por aquel año una hija, de unos amigos de mis suegros, de Calahorra, que también eran comunitarios y claro como tenía nuestra edad, nos la endilgaron a María José y a mí. En principio no nos hizo nada de gracia y la verdad es que a ella tampoco y además no se hacía mucho de querer, pues era bastante seria y cortante. Al final con el roce, nos hicimos buenos amigos, incluso hicimos un viaje a Calahorra con mi suegro, mi madre, la "tía Fina" y nuestra amiga. Fuimos con el Land Rover, que entonces tenía mi suegro. . . ay, el Land Rover.
Mi suegro, se empeñó en darme clases magistrales de conducción, en plan Rally Paris-Dakar, pero en el Arenal de Burriana; y allí me tenéis, recién sacado el carnet, aunque todavía no tenía coche, y con mi suegro al lado, que además de ser un hombre bastante grande, era bastante (muy) intimidante en su trato normal y no os quiero contar, enseñándote a conducir "a toda leche", saltando entre las piedras del Arenal y metiendo el doble embrague. . . y a ver quien le lleva la contraria al suegro. Un suplicio, pero todo sea por conservar las buenas relaciones.
Como os decía, fui recibido como un hijo más y la verdad es que pasaba más tiempo en casa de la novia que en la mía. Por las tardes, después de comer, iba a ver a María José, antes de entrar a trabajar y al salir del trabajo, me volvía a ir a ver a la novia y la mayoría de las veces, me quedaba a cenar y luego a ver la tele o a hacer alguna partida de cartas. Claro luego me tenía que ir a casa, desde el mar y ya os he dicho que no tenía coche, así que con un ciclomotor Peugeot, con un frío que pelaba en invierno, de marcha por el "camí L´Axiamo" hacia Burriana, incluso una noche a oscuras, porque se me fundido la bombilla.
Qué tiempos aquellos y qué bien lo pasábamos.

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