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viernes, 19 de febrero de 2010

Una chiquilla delgaducha.

Comienza en china "la revolución cultural proletaria" que promueve Mao y que lleva a cabo su "guardia roja" y cuyo símbolo es el famoso libro del mismo color. En la URSS, tras el derrocamiento de Nikita Kruschev, es elegido nuevo secretario general Leónidas Berznev. En EEUU Lindon B. Johnson, manda soldados a Vietnam del Sur, para ayudar a dicho país, contra el avance del Vietcong. No sabía entonces dónde se estaba metiendo y lo que esperaba a los americanos.
Ese año, ganó el Oscar "Sonrisas y lágrimas", cuyo papel principal lo protagoniza Juie Andreuws.
En España, Carlos Saura gana el Oso de Berlín con "La caza". Manuel Santana gana Wimbledon y el Madrid, el equipo del Régimen, gana su sexta copa de Europa; ya aburren, ¿no?.
En cuestiones políticas, seguimos igual. Se prohibe un homenaje a Antonio Machado en Jaén (el palo) y se aprueba la Ley de Prensa, por la que desaparece, en teoría, la censura previa (la zanahoria). Esta ley, la promovió Manuel Fraga (sí, no es el padre del actual, es él).
En esos años de los Beatles, Rolling, etc., en España teníamos a los Brincos, Los Bravos, Los Sirex, Miky y los Tonis, Los Rebeldes. . . ¿Los Rebeldes?. . .
Los Rebeldes, eran un grupo amateur, formado por tres o cuatro o cinco componentes; dependía de que los padres nos dejasen salir para nuestra actuación por la noche.
Sí, claro, es que este grupo éramos mi primo José Luis Pitarch, Juanvi, yo básicamente y algún otro primo o amigo que se sumase a última hora. Nos compramos unas gorras del ejército rebelde americano, naranja, que se pusieron de moda en aquel año y que dieron nombre a nuestro "grupo".
Los instrumentos eran guitarras de madera, con cuerdas de hilo de pescar de nilon y la batería cajas de cartón de distintos tamaños. Yo era el batería y ese fue mi primer contacto "serio" con la interpretación musical. Y la música, veréis, jugará un papel importante en mi vida.
Aquél año terminé mi primer curso en los Salesianos, el ingreso, descubriendo un mundo totalmente nuevo en ese colegio, en el que estaría durante ocho años, durante los cuales se pusieron los cimientos de mi futuro. Parece grandilocuente, pero veréis que durante ese tiempo, sucedieron cosas, que sin parecer tener mucha importancia, fueron luego cruciales para el resto de mi vida.
Acabado el curso, yo solía pasar el verano con mis primos en el chalet, que se había construido mi tío en el mar. Ya os dije que mi tío era un genio y un manitas.
Allí, como solíamos terminar bien el curso, tanto mis primos como yo, no teníamos ninguna obligación de estudiar y ocupábamos el día yendo a la playa a nadar, cogiendo cangrejos, caracoles, jugando por "les oliveres", "tocando música". . . todo ello lo hacíamos junto con la panda de amigos que había por el vecindario. Y también había chicas. . .
Enfrente del chalet de mis primos, había dos chaletitos, en uno de los cuales había una familia de Valencia, cuya hija era de nuestra edad y en el otro una familia con varios hijos, no recuerdo entonces si serían cuatro o cinco, pero llegaron a ser hasta doce.
La pandilla, la formábamos nuestro "grupo de música" y las chicas eran: Maribel, la chica valenciana, el toque exótico del verano, Consuelín, que vivía en otra casa cercana y las dos hermanas de la familia numerosa Begoña, que tenía nuestros años y su hermana pequeña, que tenía que ir con su hermana mayor, claro, una chiquilla delgaducha.
Claro a los chicos, la que nos gustaba a todos, era Maribel, la valenciana, con sus bikinis de piel de leopardo. . .
Cuando nos íbamos con la bicis (parece Verano Azul, pero es que era así), nadie quería llevar a Begoña, porque estaba un poco. . . digamos. . . gorda. Maribel era la estrella y ella lo sabía; y luego estaba la chiquilla delgaducha a la que teníamos que aguantar.
Por las noches tocaba "actuación" y alguna vez teníamos público, los padres, a quienes martirizábamos aporreando nuestros instrumentos caseros. La chicas cantaban canciones con la coreografía que ellas se hacían y que ensayaban durante el día. Al final siempre había aplausos.
Fue una buena época la de aquellos veranos, con la música, la pandilla y las chicas: Maribel, Consuelín, Begoña y aquella chiquilla delgaducha.

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