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martes, 9 de febrero de 2010

Estrenando década y piso.

Estamos de estreno: nueva década (1960) y nuevo piso.
La década, comienza de una forma trepidante.
Morían Albert Camus (60), Gary Cooper y Ernest Hemingway (61) y Marilyn Monroe (62). Se estrenaban las películas "Psicosis", "West side story" y "Matar a un ruiseñor" y "Viridiana" de Buñuel, consigue la Palma de Oro en Cannes.
A nivel político, se produce el debate televisivo en el que Nixon sudó la gota gorda (y no es una metáfora), que le costaría el debate y más tarde la presidencia del país, siendo proclamado el que sería el presidente más joven de EEUU: John F. Kennedy. Éste, inició su mandato pisando fuerte y algún que otro callo, con la invasión (y el fracaso) de la bahía de Cochinos en Cuba y como consecuencia de la tirantez de las relaciones de la URSS (recordemos que volvían a ser los malos), se produjo la crisis de los misiles, que casi se lleva a la humanidad por delante. Mientras tanto en Berlín, se inicia de la noche a la mañana la construcción del muro del mismo nombre, que venía a dar visibilidad física, al teórico telón de acero entre las democracias occidentales y el llamado Pacto de Varsovia.
En España, el Madrid a lo suyo, en el 60 gana su V copa de Europa. Franco también a lo suyo, dando algún paso de cara a la galería internacional y de consumo interno: se equiparan los derechos laborales de la mujer a los del hombre, pero no los civiles; se permite la convertibilidad de la peseta; el dolar se cambia por 60 pesetas y por contra, se detiene a Jordi Pujol en el Palau de la música por manifestarse contra el régimen. Los estudiantes de Barcelona convocan huelga y en madrid se crea la Federación Universitaria Democrática de España . . . es que los estudiantes, siempre tienen que estar contra el poder establecido (algo empezaba a moverse).
La revista HOLA, no daba abasto. Se casaba una española llamada Fabiola, con el rey Balduino de Bélgica, casi nada y además (sí, sí), contraen matrimonio el príncipe D. Juan Carlos de Borbón con Dª Sofía de Grecia (toma).
En el panorama musical, un chaval de 20 años triunfa en Nueva York, un tal Bob Dylan. Stevie Wonder, encabeza el nº 1 de las listas de éxitos con doce años y en el Liceo catalán, debuta y triunfa Monserrat Caballé. ¿Os suenan estos nombres?.
Ante un comienzo de década como esta, la familia Sorlí, no podía ser menos y con la década estrenó piso en propiedad, con la correspondiente hipoteca y con el piso nuevo, vida nueva.
En este piso, situado en la calle 13 de Septiembre, pasé yo la infancia, adolescencia y juventud, pues no saldría de allí más que para casarme y formar mi (nuestra) propia familia; pero para eso falta muchísimo por contar y no querréis que abrevie tanto supongo ( y espero ).
Como os comentaba en el "post" anterior, nos habíamos hecho viajeros. Cuando finalizaba la temporada de naranjas, volvíamos a casa y mi madre iba arreglando poco a poco el piso para podernos trasladar. Como no, yo la acompañaba y allá que íbamos mi madre a pie y yo, para agilizar, en una Vespa a pedales (como siempre ayudando), tentando su santa paciencia.
Despues de Algemesí, la siguiente parada, fue Benifayó de Valldigna.
Allí también nos dieron un piso, que esta vez lo teníamos en exclusiva. Este estaba enfrente del almacén de turno, donde trabajaban mis padres y encima de un taller de motocicletas, a cuya puerta pasaba yo bastante tiempo cuando salía del colegio, jugando con piezas de motos y tornillería diversa. Recuerdo que por aquella época, mis laboriosos padres, debían de estar un poco más asentados económicamente, pues mi padre se compró una motociclieta que yo veía enorme y que para la época no debía estar nada mal pues era de 125 ó 250 c.c. (supongo), pero en todo caso era bastante grande, blanca, preciosa era una BJR. Esta motocicleta jugaría un papel importantísimo en nuestra vida, que nosotros no podíamos ni imaginar (eso sería por el año 1963), pero todavía faltaban algunas cosas por pasar.
De vuelta a Burriana otra vez, nos cambiamos ya a vivir al piso nuevo y como yo tenía ya edad para estudiar pimaria, ingresé en el colegio público Cervantes, que estaba situado donde hoy está el colegio de Penya Golosa.
Ingresé en 1º y lo primero que aprendí, fue a cantar el Cara al Sol, pues todas las mañanas, en el patio, antes de entrar al colegio lo cantábamos todos los alumnos y profesores. El patio era de tierra y a la hora del recreo, lo dividían en dos con una cuerda, para separar a niños y niñas. Por la mañana cuando salíamos al recreo, nos daban un vaso de leche, que hacían con unos polvos y que yo recuerdo que era bastante asquerosa. Mi madre para ayudarme a que pasara el trago y así poder tomar algo de alimento, me daba unos sobrecitos de cacao, que se llamaban "TODDY" y que era el Colacao de los pobres; pero bueno, con ello yo me tomaba la leche.
De 1º pasé directamente a 3º, saltándome 2º y menos mal, porque el profesor de ese curso, D. Ramón Saborit se llamaba, tenía la fama (y la apariencia) de un ogro.
Durante ese curso, que nos impartía un hombre ya mayor, que se llamaba D. Miguel Esteve, quien era muy buena persona y que me tomó mucho cariño, cogí una grave enfermedad, que me tuvo en cama unos tres meses.
Todo comenzó con debilidad, fiebre, etc. y claro guardé cama. Vino el médico, el Dr. Aparici y despues de varias pruebas, con los medios que había por aquella época, el buen hombre viene un día a casa, se sienta con mis padres y les dice que tengo una grave enfermedad de corazón.
Bueno, drama total. Mi madre, llorando, rezando . . . , mi padre no muy dado a exteriorizar pero supongo que pasándolo igual de mal, para al final, no sé si por los rezos de mi madre, o porque el galeno metió la pata (yo apuesto por lo segundo), la cosa acabó con una nefritis y escarlatina, después de la negociación de mi madre con el Sumo Hacedor y la Virgen Santísima. En pago, creo que compraron una imagen del Sagrado Corazón de Jesús que nos acompañaría hasta muy recientemente.
La época de obligado reposo, no la pasé mal del todo. Vamos lo pasé muy bien. Un amigo y vecino que había hecho en la finca y con el que iba al colegio, me traía deberes para que no perdiera el curso y allí estaba yo otra vez entre mujeres, mi madre y las amigas, que se juntaban todas las tardes a coser y a oir el serial de la radio (creo que hacían una novela que se llamaba "Lucecita". Total de la muerte). Para que no me aburriera en mi habitación me sacaron la cama al cuarto de estar y allí que estaba yo en medio de todo el sarao.
Al final como mala yerba nunca muere, me curé y además pasé de curso.
De 3º, también me salte otro curso y me pasaron a 5º, debía ser un genio.
En 5º nos daba clases un tal D. Wenceslao, un profesor calvo y que se pasaba toda la clase fumando (impensable ahora verdad) un tabaco que se llamaba "Mencey" y que se vendía en unos paquetes negros con letras verdes. Tampoco lo llevaba mal con él, aunque no era D. Miguel desde luego. Bueno este curso también tuvo su aquél.
Enfrente de casa, había por entonces un solar, en el que se amontonaban materiales de construcción de Manuel Gómez (más conocido como "Manuelet") y que era quien había hecho los pisos en los que vivíamos. Entre estos materiales, había unos montones de arena y unas viguetas de hormigón que estaban apiladas a una altura de 1 m. más o menos. Nosotros jugábamos en ellas a "fuera de mi castillo", que consistía en que un ejército se montaba en el castillo y el otro lo asediaba, intentando subir. A mí me tocó de atacante y claro yo batiéndome el cobre para ayudar a mis compañeros a conquistar el castillo, un pie que le dá una patada involuntaria a una vigueta, la cual cae y se encuentra en su caída con una pierna, la mía, de la que desgarra un buen trozo de carne por encima de la rrodilla y deja el hueso casi a la vista. Desbandada general. Allí me quedo solo, todo el castillo para mí. No me quedé mucho tiempo disfrutando del triunfo claro, salí tambien corriendo con mi nueva herida de guerra (recordaréis el culo quemado), pues estaba a treinta metros de casa. Llamo, sale mi padre que llegaba de trabajar y se estaba afeitando, me coje en brazos (os recuerdo que tenía moto, no teníamos coche y no era plan) y nos llegamos a un médico que había relativamente cerca de casa. Las mujeres que había en la consulta nos dejaron pasar delante claro, clamando a Dios y compadeciéndose de la criatura.
Mi padre siempre me ha dicho que me porté como un hombre; supongo que porque como iba ya llorando, no debía poder aumentar los decibelios y llorar más fuerte, pero bueno. El médico, cogió los colgajos de carne que sobraban, cortó y puso seis grapas en mi pierna. Todo al vivo, sin anestesia. Olé y olé.
Bueno estoy otra vez de convalecencia, pero esta vez no fue muy larga.
Este fue tambien el año, en el que tomé la primera comunión (no todo iba a ser malo) con mi mejor amigo José Mut y otra chica del barrio, Inmaculada. Y allá que fuimos todos inmaculados a los carmelitas a que nos dieran la Hostia.
Os he dicho que no todo iba a ser malo, pero bueno, son cosas que se dicen, porque después de la ceremonia, el suntuoso banquete ofrecido por mis padres a los amigos, a base de bocadillos, cerveza y chocolate, con la correspondiente tarta y para que no faltara de nada "champañ", se celebró en el almacén que había enfrente de casa, cuyo propietario era el ya mencionado "Manuelet" y que no se si nos lo cedió por la mala conciencia de mi accidente guerrero o bien lo alquilaba para estos eventos.
El caso es que entre la idas y venidas, de mi madre para llevar unas cosas y otras al banquete de su queridísimo hijo, la puerta de casa, estaba abierta, lo que no era raro en la época y tampoco pasó nada o no se dieron cuenta hasta que cuando a la semana siguiente fueron a pagar al banco el plazo mensual del piso, ¡¡NOS HABÍAN ROBADO!!. Efectivamente, no estaba el dinero en la cajita, en la que tan celosamente iba guardando mi madre los ahorros para pagar la mensualidad. Nunca se resolvió el misterioso robo. Pero todo pasa y esto también pasó y se solucionó. Todo tiene remedio y lo que no tiene remedio, mejor no tocarlo.
Este fue el inicio de la década de los 60. No estuvo mal eh?. Pero bueno tampoco creais que acabó aquí la cosa, porque estamos en el año 1963 y os comentaba que mi padre tenía una preciosa motocicleta BJR. . .

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